viernes, 27 de agosto de 2010

Subvertir las paralelas

Artículo publicado en El Telégrafo, 15-06-2008

ELIZABETH VÁSQUEZ
Columnista


En mi vida surgió una distancia así: corta, porque apenas medía cinco metros; profunda, porque era una distancia entre líneas paralelas, y la geometría condena a las paralelas a no encontrarse. Mi distancia surgió cuando la segunda mitad de la carrera de Derecho me quedaba cuesta arriba con su oferta académica de corte mercantil. Había decidido tomar una clase nocturna motivada por su fama de fácil, en el entendido de que al propio profesor le parecía infernal hablar de títulos valores a esas horas. El hecho es que la clase acababa pasadas las nueve y cogí la costumbre de bajar a pie por la vereda derecha de la avenida Mariscal. A esas horas, un grupo de trabajadoras sexuales trans tenía la costumbre de tomar posesión de una esquina en la vereda izquierda de la misma calle. Durante meses, caminé por mi paralela, incapaz de cruzar a la de ellas, aunque me moría de ganas. La noche en que, haciéndome caso, salvé el abismo de cinco metros entre las dos veredas, terminé de conversar con Yelina a las tres de la mañana. Fue el inicio de una amistad que duró por años hasta que ella murió, en la misma calle que fue suya. A través de Yelina y de “Las Chicas Lafayette”, conocí un derecho distinto al que me había enseñado la academia: uno que se deja construir, creativo y profundamente insurgente. Quienes fuimos parte de esta experiencia - gente de la calle y gente de las aulas - le pusimos el nombre de “Patrulla Legal”. Sólo mucho después supimos que lo que hacíamos era un “uso alternativo del derecho” y que la teoría detrás de tales usos se denomina “iusalternativismo”. Empezamos a pie, luego en taxi; y al cabo de cinco años, logramos motorizarnos para “hacer patrulla”: activismo jurídico itinerante.

“Hay un Derecho distinto al de la academia: el que se deja construir, el creativo…”


Afortunadamente, el iusalternativismo no tiene manual de procedimiento. Hay tantos usos alternativos del derecho como intenciones de forzar evoluciones sociales y jurídicas. No obstante, las lecciones de Patrulla Legal llenarían fácilmente un manual. El encuentro entre realidades sociales históricamente paralelas es especialmente fértil en revelaciones. ¿Cómo no entender, por ejemplo, la necesidad de superar el culto ciego a la juridicidad que se enseña en las facultades, cuando a cinco metros existen otros cuerpos, otras identidades, otros sentidos y pertenencias? O ¿cómo no entender que los derechos no son armónicos, ni estáticos, ni contenidos acabados y desprovistos de interpretación subjetiva, cuando una persona concreta, con sabiduría de otra vereda, se ríe de una norma que contiene un impersonal “derecho a la vida” y reflexiona que prefiere que le maten pero que no le rayen la cara, porque es precisamente en su construcción estética donde ella se ha jugado la vida? Desafortunadamente, el ejercicio tradicional del Derecho no propicia estos encuentros. Al contrario, se empeña en eternizar paralelas entre sujetos concretos y normas abstractas. L@s iusalternativistas rechazamos esa geometría y creemos en la necesidad de subvertir las paralelas del orden jurídico a través de la puesta en tensión – y nunca mejor dicho, en juicio – de sus propias prácticas e instituciones excluyentes.